Rescatando las composición de un monasterio medieval donde la relación en los recorridos humanos (claustro) y espiritual (iglesia) están muy presentes, se desarrolla el proyecto, adaptándose a las necesidades tanto programáticas como geográficas, realizando una interacción con el lugar ineludible, el proyecto separa una zona estancial y de descanso de la zona de espiritualidad y reflexión, la primera zona que equivaldría a la zona claustral de los monasterios es la que recoge los usos humanos, esta zona por 3 pórticos de ladrillo y cubiertas con una losa de hormigón, la cuarta ala la forma el lugar. Por otro lado, la zona de espiritualidad y reflexión a la cual se llega por una camino de tierra que se eleva, que nos eleva, antes de entrar a la capilla está un pequeño nártex, en el que el visitante se encuentra con solo cuatro elementos, el mismo, el ladrillo como conector humano-espiritual, la cruz y la naturaleza al fondo. Finalmente, el visitante entra en la capilla, iluminada cenitalmente por los laterales y el ábside.